Título original: Once Were Warriors
Nueva Zelanda - 1994
Ésta es una sorprendente película del director neozelandés Lee Tamahory, en la que se refleja no sólo una crisis familiar, también las crisis de costumbres, de valores y porque no de responsabilidad y compromiso. Aquí se pone en cuestión "La familia perfecta" planteada durante mucho tiempo y se deja al espectador una especie de reflexión acerca de lo que pasa entorno a la familia y las problemáticas que allí se desprenden, teniendo en cuenta que ésta se constituye como el núcleo de la sociedad.
Es definitivamente en la familia donde los sucesos más importantes configurarán y determinarán lo que conforme al sujeto y por supuesto la relación que establezca con los otros y su desenvolvimiento dentro de la sociedad. Los protagonistas se mueven alrededor de una ciudad caótica, donde la mujer debe someterse a todo cuanto el hombre impone, donde la figura del padre adquiere un carácter violento y donde los jóvenes son atrapados en las pandillas, la muerte y las drogas.
Es definitivamente en la familia donde los sucesos más importantes configurarán y determinarán lo que conforme al sujeto y por supuesto la relación que establezca con los otros y su desenvolvimiento dentro de la sociedad. Los protagonistas se mueven alrededor de una ciudad caótica, donde la mujer debe someterse a todo cuanto el hombre impone, donde la figura del padre adquiere un carácter violento y donde los jóvenes son atrapados en las pandillas, la muerte y las drogas.
La resignación y masoquismo de la madre, devela la manera de que muchas mujeres actúan dentro del núcleo familiar y dentro de una sociedad machista, en éste caso maorí, que no acepta que la mujer se revele pues, como se muestra en la película, culturalmente la mujer no debe pensar sino que limitarse a cumplir un rol sumiso de esclava dispuesta a soportar todo tipo de abuso, esto lo refuerza la escena en la que la adolecente es violada por su tío.